La meditación es una forma sencilla de conectar con nuestro interior y calmar la mente, nos proporciona paz en momentos de ansiedad y estrés a la vez que es la excusa perfecta para dedicar unos minutos a estar con nosotros mismos. No hay que adoptar complicadas posturas de Yogui, podemos hacerlo sentados cómodamente en una silla o ligeramente tumbados, cada uno debe adoptar la postura que le resulte más cómoda.

Cualquier experiencia que te ponga en contacto con el nivel silencioso de la conciencia puede llamarse meditación.

Tal vez hayas descubierto espontáneamente alguna rutina que te produzca una paz profunda. Si no, puedes adoptar algunas de las prácticas formales de meditación de las distintas tradiciones espirituales. La más sencilla es la que se desarrolla mediante la respiración.

Siéntate en silencio y con los ojos cerrados en una habitación iluminada con luz tenue y libre de distracciones (teléfono, llamadas a la puerta). Después de permanecer así unos minutos, toma conciencia de tu respiración. Nota cómo el aire entra de manera suave y natural, y cómo sale de igual manera. No intentes modificar el ritmo de tu respiración ni hacerla más profunda o superficial.

Al concentrarte en tu respiración te sintonizas con la conexión mente-cuerpo, la fina coordinación de pensamiento y prana o energía sutil de la respiración. Algunas personas se concentran mejor en su respiración si repiten un sonido: una sílaba al exhalar y otra al inhalar. El sonido ah-hum se utiliza tradicionalmente para este propósito. (También puedes adoptar los mantras o sonidos rituales que encontrarás en cualquier libro sobre espiritualidad oriental.)

Practica esta meditación durante diez o veinte minutos dos veces al día. Notarás que tu cuerpo se relaja. Como solemos acumular enormes cantidades de cansancio y estrés, es posible quedarse dormido. No te preocupes si esto ocurre, o si al calmarse tu mente surge una sensación o pensamiento.

Confía en la tendencia natural del cuerpo a liberar el estrés.

Esta meditación no implica peligro ni produce efectos secundarios negativos en una persona saludable. (Un dolor o incomodidad continua podrían ser síntomas de una enfermedad no diagnosticada; si estas sensaciones persisten, consulta al médico.)

El efecto relajante perdurará y te sentirás más consciente de ti mismo. Tal vez comprendas algo de repente o surja súbitamente un momento de inspiración. Quizá te sientas más centrado; pueden presentarse chispazos imprevistos de energía o conciencia. Los efectos varían de persona a persona, por lo que debes mantenerte abierto a lo que venga. No obstante, el propósito general de la meditación es el mismo para todos: aprender a relacionarse con la conciencia, el nivel más puro de la experiencia.

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