En nuestra jornada laboral es común realizar las tareas deprisa y corriendo para poder hacer más en el menor tiempo posible, lo que nos produce, a veces, estados de nerviosismo, ansiedad y agotamiento que nos impiden realizar nuestro trabajo de forma eficaz.

Esta forma de trabajar no nos garantiza obtener los mejores resultados, por el contrario es más eficaz trabajar intensamente durante noventa minutos o dos horas y después hacer una pausa de unos cinco minutos introduciendo algún ejercicio de relajación. De esta forma regeneramos nuestro organismo, lo oxigenamos y le aportamos energía para seguir con nuestro trabajo de forma eficaz.

 

Los ejercicios que a continuación expongo son de fácil aplicación y nos ayudan a relajarnos mental y físicamente por unos instantes para volver a retomar las tareas con energía renovada.

LA POSICIÓN DEL JEFE

Recostados en la silla, con las piernas sobre la mesa, las manos cruzadas detrás de la nuca y la mirada al techo. Esta posición que asociamos al “jefe”, es una posición magnífica para destensar el cuerpo, y si la acompañamos con la vista hacia el techo, la mente también libera presión por lo que da cabida a la inspiración y a que vengan nuevas ideas.

LIBERAR TENSIONES Y DESCANSAR LA VISTA

Las personas que están durante muchas horas frente a un ordenador sufre con frecuencia dolores cervicales y fatiga visual. Por esto conviene hacer pausas periódicas que alivien esa fatiga y nos ayuden a seguir adelante con nuestra jornada.

Si estás cerca de una ventana que da al exterior, levanta la mirada cada cierto tiempo hacia la ventana, mira al cielo y cuenta hasta quince, con la mirada perdida en el cielo. Luego junta las manos entrecruzando los dedos y levanta los brazos hacia el techo, estirando bien. Tras este ejercicio, que te llevará unos pocos minutos, puedes volver a tu tarea habitual y repetir el ejercicio cuando la fatiga vuelva a aparecer.

PALMEO O “PALMING”

Cierra los ojos y sitúa las manos sobre éstos, ahuecando un poco la palma de la mano y cubre con ellas la zona ocular, una mano en cada ojo, de forma que los dedos estén

encima de las cejas. Eso alivia la tensión ocular, ademas la calidez de la palma de la mano relaja la vista. Intenta mantener la espalda recta y respira profundamente varias veces por la nariz llevando el aire hasta el abdomen, manteniendo un momento y después soltando muy lentamente. Intenta imaginar un paisaje o una imagen agradable. Puedes estar haciendo este ejercicio entre dos y cinco minutos. Después junta las manos entrelazando los dedos y levanta los brazos hacia el techo, haz unas respiraciones profundas (como hemos explicado antes) y ya puedes volver a tus labores.

* Fuente: libro “Técnicas de relajación” editorial RBA

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