Hay personas a las que les cuesta aceptar la posibilidad de tener realmente lo que quieren en la vida, esto es por tener sentimientos de no merecimiento adquiridos a temprana edad.
Es una idea arraigada en lo más profundo que nos dice que como no somos buenos, no somos dignos de ser amados ni merecedores de lo mejor.
Si observas que tienes dificultad para imaginarte en circunstancias maravillosas o que te asaltan pensamientos tipo “nunca podré tener esto” o “esto no podría sucederme nunca” tendrás que cuestionarte lo que opinas de ti mismo, preguntándote: “¿qué opinión tengo de mí mismo?” varias veces al día y en diferentes circunstancias, “¿Cómo me veo en este momento: desgarbado, feo, gordo, delgado, muy alto o muy bajo…?” y encontrar la clave por la que no te amas lo suficiente como para concederte lo que de verdad te mereces.
Las técnicas de visualización y las afirmaciones son excelentes para crear una visión de ti mismo más positiva, amable y digna de ser amada. Una vez que contactas con aquello que no te gusta de ti mismo, aprovecha la oportunidad para decirte cosas positivas y amables.
Observa en que ocasiones eres más crítico contigo mismo y empieza conscientemente a ser más amable y considerado y automáticamente también te mostrarás más amable con los demás.