La libertad es un sentimiento interno. Es la capacidad para elegir lo que deseas. Es el reconocimiento de que tú eres el capitán del barco.

La libertad es saber que eres el dueño de tu propia vida, que eres el que está a cargo de todo. La libertad es esencial para la alegría, porque allí donde te sientas atrapado o se te haya privado de tus derechos no puedes experimentar alegría.

Un niño es libre de responder de formas nuevas, de aprender y crecer sin ideas preconcebidas, de examinar las cosas desde una perspectiva fresca, de tomar cada experiencia por lo que es y no analizarlo todo basándose en experiencias pasadas. A medida que el niño crece, algunos sentimientos de libertad se pierden en el proceso de desarrollar la mente ya que ésta empieza a buscar pautas, a hacer asociaciones y a conectar cosas que serían mejor entendidas como acontecimientos independientes.

La libertad es un derecho de nacimiento. Pertenece a todos.

Podrás decir que no eres libre en tal o cual aspecto de tu vida, que no tienes libertad para dejar tu trabajo, para viajar por el mundo o para hacer lo que deseas, pero la verdad es que eres libre… en la misma medida en que crees que eres libre. Sentir pena por ti mismo a causa de tu falta de libertad te sitúa en el papel de víctima. Cada vez que te experimentas a ti mismo en ese papel pierdes tu poder de elegir.

 

¿Qué ocurre cuando otros exigen de ti

más de lo que estás dispuesto a dar?

Quizás te pidan más tiempo, energía, amor o atención y quizás tu sientas que tras esas exigencias pierdes libertad; si es así pregúntate a ti mismo si hay alguna parte de ti que desea más tiempo, energía, amor o atención… cualquier cosa que sientas que te la está quitando otra persona es el símbolo de algo que te estás quitando a ti mismo. Las personas actúan como espejos para mostrarnos algo que nos hacemos a nosotros mismos o que no estamos prestando atención a nuestras propias necesidades.

En el trabajo muchas veces tenemos la sensación de no ser libres, de que de alguna forma hemos renunciado a nuestra libertad durante las horas que dedicamos a trabajar, pero la libertad es una actitud. Puedes crear un sentimiento de libertad al darte cuenta de que eres libre para responder, actuar y sentir de cualquier forma que elijas. Siempre hay un cierto nivel de libertad en todo lo que haces. Puedes elegir tomar las cosas desde la compasión y no personalmente. Puedes elegir permanecer centrado y equilibrado, hasta cuando no lo están los que te rodean.

Esa es la libertad definitiva, la libertad de elegir como responderás y serás, la de actuar de forma que se eleve tu energía.

El poder procede del hecho de saber que tú puedes elegir. No necesitas cambiar a las demás personas, sólo tienes que cambiar tu forma de reaccionar ante ellas. Al elegir sentirte bien, no dependes de los demás, no dependes de que ellos actúen de una forma determinada para que tú te sientas bien. Antes de que puedas atraer a tu vida personas capaces de apoyarte, apreciarte y reconocerte, tienes que elegir hacer eso por ti mismo.

Eres libre cuando eliges como deseas responder. Si eliges reaccionar con alegría, viendo lo positivo, haciéndote lo correcto a ti mismo, entonces has ganado la libertad definitiva, la libertad de ser y de actuar de una forma que refleje tu más profunda verdad.

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