Cuenta la leyenda que se encontraban trabajando tres obreros en una obra realizando su trabajo cuando pasó por allí un aldeano que se paró a observar la labor que estaban haciendo.

Cuando llevaba un rato observando el ir y venir de los tres trabajadores, se acercó a uno de ellos, que estaba malhumorado y con el semblante contraído, y le preguntó:

  • ¿Qué estás haciendo?

A lo que el obrero contestó de mala gana:

  • Estoy acarreando ladrillos ¿no lo ves? – y siguió con su tarea fatigosa con el cuerpo encorvado y sudoroso por el gran esfuerzo que estaba realizando.

El aldeano se quedó mirando como el primer obrero se alejaba con su carretilla a por más ladrillos. Entonces se fijó en la labor que estaba realizando el segundo trabajador y le preguntó:

  • ¿Qué estás haciendo?

A lo que el obrero, dejando lo que estaba haciendo para  atender al aldeano le contestó:

  • Estoy construyendo un muro – y con un guiño se volvió hacia su tarea mientras tarareaba una canción.

El aldeano esbozó una sonrisa y siguió observando el ir y venir de los tres trabajadores. En esto que el tercer trabajador llamó su atención, éste se encontraba realmente concentrado realizando la tarea que tenía encomendada en perfecta armonía y precisión sin dejar ni un detalle al azar. Y al igual que hizo con los otros dos le preguntó al tercer trabajador:

  • ¿Qué estás haciendo?

Éste estaba tan abstraído en su tarea que no escuchó la pregunta del aldeano, así que volvió a formularla:

  • Perdona que te moleste pero… ¿qué estás haciendo?

El obrero, como sacado de su mundo particular se giró hacia el aldeano como si no se hubiera dado cuenta que estaba ahí y con una gran sonrisa en la cara y un gesto amable le contestó:

  • Perdona, no te había escuchado. Pues fíjate bien en lo que estoy haciendo porque estoy construyendo una Catedral. Quedará preciosa. – y dicho esto, con los ojillos relucientes y la cara iluminada, se despidió amablemente y siguió con su maravillosa tarea.

El aldeano, con gesto pensativo, se quedó un rato más observando la tarea de los tres trabajadores que seguían con su tarea aparentemente igual, pero cada uno en su interior la vivía de forma completamente diferente. Y se dio cuenta de que dependiendo de la actitud de cada uno y su forma de reaccionar a las cosas y tareas que tenemos que realizar a lo largo de nuestra vida, ésta determinará como serán nuestras experiencias.

Así que, hagas lo que hagas, que sea siempre somo si estuvieras construyendo una magnífica catedral.

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